El fenómeno meteorológico traerá altas temperaturas y una significativa nube de calima que afectará a la península y parte de Europa.

España se prepara para un fin de semana donde el termómetro promete alcanzar los 30ºC en varias regiones, pero el calor no será el único desafío meteorológico a enfrentar. Desde el viernes, una densa calima, originada en el Sáhara, se extenderá por la península, afectando a la visibilidad y la calidad del aire hasta al menos el lunes.

Esta incursión de calima, potenciada por la borrasca Olivia que se desplaza hacia el noreste en dirección al Reino Unido, provocará que vientos del sur arrastren el polvo sahariano directamente hacia España, extendiéndose incluso hacia otras regiones de Europa, llegando hasta la península escandinava.

El viernes marcará el inicio de este fenómeno, con Andalucía como primera afectada, aunque en una intensidad menor comparada con lo que se espera para el resto del fin de semana. Entre el sábado y el domingo, la presencia de calima se intensificará, cubriendo prácticamente toda la península y las Islas Baleares con un cielo anaranjado y cargado de partículas.

La situación alcanzará su punto álgido el domingo, especialmente en el sur y centro de España, donde se prevé una mayor concentración de partículas de polvo en suspensión. Andalucía, Castilla-La Mancha, Extremadura y Madrid serán algunas de las comunidades más afectadas, pudiendo comprometer la calidad del aire y afectar a personas con afecciones respiratorias.

Además, el fin de semana podría venir acompañado de «lluvias de barro» o «lluvias de sangre», un fenómeno que se produce cuando las gotas de lluvia arrastran consigo partículas de polvo en suspensión, dándoles un característico color rojizo. Estas lluvias podrían afectar a diversas regiones de España, desde Andalucía hasta las comunidades cantábricas, incluyendo Madrid, La Rioja, Navarra y Aragón, como resultado de un frente que entrará por Galicia el sábado.

La previsión apunta a que la situación comenzará a mejorar a partir del lunes, con la llegada de un frente atlántico más activo que propiciará un cambio en la dirección del viento, dispersando la calima hacia el este y mejorando progresivamente la calidad del aire en la península.

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